Del 2 al 7 de mayo, 3 alumnos de ESO de la Escuela Profesional La Salle de Paterna han estado en Estonia donde se celebró el último encuentro Comenius. La Asociación multilateral Comenius se ha llevado a cabo con 10 países (Grecia, Chipre, Italia, Bulgaria, Polonia, Bélgica, Reino Unido, Lituania, Estonia y España) y se ha trabajado el tema de la Agenda 21.
Lituania presentó el tema de los alimentos transgénicos, Polonia, Bulgaria y Estonia presentaron el tema de la alimentación saludable, Grecia nos acercó a las bondades del aceite de oliva, Chipre nos presentó los platos típicos de la isla abogando por una dieta mediterránea.
En este último encuentro, hemos trabajado los temas de alimentación y educación, los alumnos de cada país presentaban un tema. Bélgica y Reino Unido presentaron programas de educación en sus centros: programas de atención a la diversidad, programas de alimentación, programas de atención a la dislexia o de atención alumnos que faltan al colegio por enfermedades largas.
Pero la presentación más trabajada fue la de Italia, habían realizado unas encuestas entre los abuelos de los alumnos para ver cómo habían cambiado los hábitos alimenticios entre las dos generaciones. Los resultados se presentaron de una manera clara y se veía con claridad cómo nos estábamos desviando de la dieta mediterránea.
España, también hizo una presentación original, ya que mediante un juego de pistas a través de internet fueron presentando los mitos que existen en la sociedad sobre la nutrición, y la necesidad de alimentarse mediante una dieta equilibrada y hacer deporte. Al final del juego se leyó un emotivo texto donde el grupo español se despedía del resto.
La actividad más importante después de las presentaciones oficiales fue el fashion show, cada país tenía que traer trajes diseñados con materiales reciclados y montaron una verdadera pasarela para desfilar. El espectáculo, fabuloso, fue tipo Eurovisión (Estonia tiene una experiencia reciente) y en el descanso entre pais y país diseñador, hubo un genial espectáculo ofrecido por alumnos de la escuela estonia. Pudimos ver danza clásica, bailes típicos, danza moderna, danza con abanicos…
Los diseños fueron espectaculares, destacaron los trajes de las inglesas, la profesionalidad de las lituanas y polacas, el detalle de la moda italiana y, cómo no, la espectacularidad de Estonia.
España, como siempre, dio su toque original. A los acordes de la canción “un rayo de sol” aparecieron Borja y Sergio que llevaban chanclas playeras, un pantalón corto con tirantes hecho con papel de periódico y una raqueta con la que jugaban a las palas de playa. Unos instantes depués aparece la espectacular Paula con sus chanclas, su vestidito playero también realizado con papel de periódico, un collar de tapones de bebidas, un bolso hecho con un cartón de huevos y 2 fascinantes pendientes realizados con 2 minibotes de refresco.
La puesta en escena fue muy graciosa y todos pudimos reír con sus modelos y con la representación de un día de playa.
Otro de los días visitamos los faros de la isla y el museo militar. Entramos en un bunker de la guerra mundial, vimos tanques, camiones y coches militares, pudimos ponernos algún casco, tocar bombas y granadas… por último pudimos comer el guiso de rancho cocinado por los propios militares.
El viernes nos fuimos a Tallin y después de un largo viaje en barco y otra hora y media de autobús pudimos hacer una visita guiada a la ciudad. La verdad es que es preciosa, muy bien cuidada, tranquila… después cenamos y al día siguiente pudimos acabar con la visita y las compras.
Lo que nunca olvidaremos los asistentes al encuentro es la cara de tontos que se nos quedó cuando las maletas no llegaron a Tallin y teníamos que estar a 3000 Km de casa con lo puesto; y mucho menos la odisea de volver a casa, la nube volcánica acechando, el plato de salchichas con patatas abandonado en Tallin porque error de cálculo en la salida del avión, y por supuesto la agónica llegada a Madrid. Teníamos 1:30 h para cambiar de avión, y entre la salida con retraso de Helsinki y el vuelo más largo para poder esquivar las cenizas, resultó que a las 22:00 hora de nuestra salida para Valencia aún estábamos dando vueltas por las pistas de Barajas en el avión de Helsinki. Rezando para salir por el finger, nos tocó autobús y hubo que esperar a todos los pasajeros del vuelo. Al llegar a la terminal 4 nos dejó en una punta y había que llegar hasta la contraria. Entre carrera y carrera debimos salirnos de la zona de tránsito y nos tocó pasar, muy enfadados, el control policial una vez más. Carreras de maratón por la terminal, consultas infructuosas en los puntos de Iberia y al final, gracias a Dios nuestro vuelo también estaba retrasado y jadeantes y sudados llegamos al avión. Nuestras maletas tampoco llegaron, pero YA ESTÁBAMOS EN CASA.