A los niños hay que intentar ayudar a comprender e identificar cuales son las emociones básicas, respondiendo a su nombre, cómo se manifiestan, para qué sirven y cómo gestionarlas.
Partir de la identificación de las emociones básicas como el miedo, la ira, la tristeza, el disgusto, la alegría y la sorpresa, facilita la comprensión e interiorización, descubriendo la expresión que
acompaña a las emociones y la conducta.
Gestionar sus emociones les abrirá muchas puertas en el futuro inmediato y lejano, pero sobre todo les ayudará a ser más felices.